Chicos: Seguimos practicando la compresión lectora.
Para eso, les dejo un bello cuento que pueden escuchar en
familia, a continuación resuelvan las actividades y envían su respuestas al
siguiente Email (tienen tiempo hasta el miércoles 25/3) ↴
Cuento: “Desafío” de Aldo Tulián
Lo pueden escuchar por Carlos Portaluppi en el siguiente
link↴
“Desafío” - Aldo
Tulián
La escuela quedaba en
las orillas del pueblo, frente a las vías del ferrocarril. Más allá de las vías
comenzaba la pampa frutal. Miles y miles de árboles iguales, alineados, mansos
y obedientes, trabajaban en silencio para dar sus frutos a tiempo. Desde la
escuela, a lo lejos, se veían a los hombres andar entre los naranjos. Unas
veces pasaban con un pequeño tractor echando una lluvia finita y blanca que el
viento elevaba asustando a las palomas. Otras, se trepaban a las escaleras con
tijeras enormes y recortaban hojas y ramas, dejando las copas de los árboles
como redondos nidos de plumas verdes. Cuando aparecían los azahares, en la
escuela el perfume barría con el olor a tinta.
Carlos y Zuleta caminaban lado a lado en silencio.
A Zuleta en la casa
le decían Choclo, pero en la escuela hasta los compañeros lo llamaban Zuleta. A
él no le gustaba, pero lo había aceptado como al guardapolvo o a esos bancos
incómodos y antiguos con el pupitre surcado de iniciales grabadas a
cortaplumas. Que lo llamaran Zuleta o “niño” era parte de ese mundo que había
empezado para él hacía cuatro años y al que tenía que entregar sus tardes,
menos las de los sábados y domingos.
Zuleta vivía más allá de las vías, donde comenzaban los
naranjos infinitos. Era un experto acomodando panales en los cajones de abejas
o eligiendo plantas en el vivero junto a su padre, pero la matemática se le
estaba haciendo cuesta arriba.
Y no parecía que el año próximo fuera a ser mejor. Un chico
de quinto le había dicho que estaban aprendiendo raíz cuadrada y le mostró el
cuaderno. Zuleta recordó aquel enjambre de números y letras, levantó una piedra
y la estrelló contra un poste de luz.
Carlos iba tratando
de recordar la causa del desafío. ¿Por qué se iban a pelear? Zuleta era su
amigo. Bueno, bastante amigo. Aunque no tan amigo como Gerardo, que vivía al
lado de su casa y el papá le dejaba usar la bicicleta de reparto del almacén y
daban vueltas a la manzana, uno pedaleando mientras el otro iba sentado en la
canasta, delante del manubrio. Con Gerardo nunca se habían tenido que pelear,
pero con Zuleta, era otra cosa. Zuleta era terminante y hosco. Una vez tiró de
espaldas de un empujón a Sarnelli, que es de quinto, cuando quiso matar a una
culebra con un medio ladrillo. Zuleta agarró la culebra con la mano y la metió
entre los yuyos. Después se dio vuelta y le sostuvo la mirada mientras el bicho
se ponía a salvo. Carlos había querido decirle que estaba de su parte, pero no
le salió. Zuleta les dio la espalda y se fue a su casa solo, como siempre Zuleta
era así. Con Zuleta no se discutía. Y hecho el desafío había que achicarse o
pelear. Llegaron al canchón que estaba al lado de las vías. Cada uno se fue
desabrochando el guardapolvo y lo dobló sobre la pila de cuadernos y libros.
Hacía calor. Al fondo, los vagones de carga dormían al costado de la vía
principal. Avanzaron hacia el centro del canchón. Una bandada de tordos salió
de los matorrales alborotando el aire. Desde el patio de tierra de la escuela,
las casuarinas, altísimas, vigilaban.
Y fueron los dos un solo puño
El cuerpo sobre el cuerpo
El cielo y la tierra
El jadeo
Y luego, el silencio
Se miraron un rato sentados en el suelo. A Carlos le dolía
la nariz pero dijo que estaba resfriado. Zuleta le alcanzó su pañuelo, juntó el
guardapolvo y los útiles, se fue caminando despacio y se perdió en el naranjal.
El día siguiente fue sábado. Hizo un lindo día. Carlos tomó
la leche con pan y manteca y fue al kiosco a buscar el diario para su papá.
Después caminó por la
vereda de paraísos hacia la escuela. Bordeó el patio de casuarinas, pasó por el
canchón, atravesó las vías y llegó a la casa de Zuleta. Dijo que venía a
devolverle el pañuelo. Zuleta lo estaba esperando, para jugar.
ª
Les recomiendo
leer detenidamente más de una vez el cuento, sabemos que tiene palabras
desconocidas. Por eso, anótenlas en un papel o anotador y averigüen su significado. Una vez que tengas
todas las palabras, volvé a leerlo.
ª
Anotá en
tu carpeta las respuestas y cuando vuelvan a clase, podrán intercambiar con el
grupo.
a. ¿Qué ideas,
sensaciones o pensamientos te dejó este cuento?
b. ¿Por qué crees que
a Choclo lo llamaban Zuleta o “niño”? ¿Por qué crees que él lo había aceptado?
c. El cuento dice
“Zuleta era así.” ¿Qué querrá decir?
d. En el cuento se
dice “Carlos iba tratando de recordar la causa del desafío” ¿Cuál era el
desafío?¿En qué partes de la
historia te hace pensar en la causa del desafío?
e. Cuando Carlos y
Zuleta se pelean está escrito de la siguiente manera:
Y fueron los dos un
solo puño
El cuerpo sobre el
cuerpo
El cielo y la tierra
El jadeo
Y luego, el silencio
¿Por qué crees que el
autor, Aldo Tulián, habrá decidido escribirlo así?
f. Después de la
pelea ¿Por qué Zuleta estaría esperando a Carlos para jugar?
g. Esta frase es muy
bella:
Desde la escuela, a
lo lejos, se veían a los hombres andar entre los naranjos. Unas veces pasaban
con un pequeño tractor echando una lluvia finita y blanca que el viento elevaba
asustando a las palomas. Otras, se trepaban a las escaleras con tijeras enormes
y recortaban hojas y ramas, dejando las copas de los árboles como redondos
nidos de plumas verdes. Cuando aparecían los azahares, en la escuela el perfume
barría con el olor a tinta.
¿Qué la hace tan
bella?
LAS ACTIVIDADES
RESUELTAS EN SU CARPETA PUEDEN SER ENVIADAS A TRAVÉS DE FOTOS , ESCRITO DIRECTAMENTE AL EMAIL O POR ARCHIVO.
LOS QUIERO MUCHO💗
SEÑO PAULA
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